Marilyn era rubia. Tenía una niña rubia. Marilyn sabía inglés. Mi madre y mi padre coincidían en que Marilyn era bellísima. De estatura baja. Hablaban de su gusto para vestir. De su desdén por las fibras artificiales. Era la diseñadora de Rafael. Pero no estudió diseño. En realidad no diseñaba, decía mi padre. Se copiaba. Pero con gusto, decía mi madre.
Del cuento La marca de Javier González
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